William Randall: al inicio de la película se nos presenta como un hombre sumiso, conformista y con un cierto toque de mala leche que choca de pleno con sus dos primeras características. Acepaba su destino de ganador obsoleto hasta que lo mordió un lobo demoníaco. Desde entonces es otra persona, rápido, reinventativo y osado, pero sin perder ése buen corazón que lo tortura en constante lucha con el lobo que crece en su interior.
Laura Alden: una chica no tan chica con un poderoso atractivo y un mal carácter incomparables. Vive descontenta, marcada por un pasado no muy feliz y en constante guerra con su padre. Pese a todo éso es inteligente, leal, ocurrente y algo romántica; y éstas cualidades son las que atraen a Will Randall de forma incondicional haciendo que ambos se enamoren como dos colegiales y deseen estar juntos pese a lo que se les viene encima.
Stewart Swinton: tal y como diría Will "es un lameculos tan refinado que corta la respiración". Pero Swinton no es sólo éso, también es ambicioso, rastrero, envidioso y no le importan las cabezas que haya de pisar con tal de conseguir sus objetivos. Y si lo analizásemos en plan Freud sacaríamos mucha tajada, ya que sus métodos poco ortodoxos de despojar a su mentor de todo cuanto tiene le viene dado por un insufrible complejo de inferioridad que le hace desear todo cuanto no posee, y máxime si ése algo pertenece al que le dió alas.
Raymond Alden: un viejo y excéntrico millonario indiferente con sus subordinados y marcado por una situación familiar no muy agradable. Su sobreprotección y despotismo le vienen de su mayor quebradero de cabeza: su hija Laura.
Roy y Mary: los subordinados de Randall. Leales y entusiastas, tienen a Will en mucha estima y lo apoyan en el momento de su despido, de sus ideas temerarias y de su recuperación. Tal vez por éso no es de extrañar que Will nombre a Roy su sustituto.
William Randall: al inicio de la película se nos presenta como un hombre sumiso, conformista y con un cierto toque de mala leche que choca de pleno con sus dos primeras características. Acepaba su destino de ganador obsoleto hasta que lo mordió un lobo demoníaco. Desde entonces es otra persona, rápido, reinventativo y osado, pero sin perder ése buen corazón que lo tortura en constante lucha con el lobo que crece en su interior.
Laura Alden: una chica no tan chica con un poderoso atractivo y un mal carácter incomparables. Vive descontenta, marcada por un pasado no muy feliz y en constante guerra con su padre. Pese a todo éso es inteligente, leal, ocurrente y algo romántica; y éstas cualidades son las que atraen a Will Randall de forma incondicional haciendo que ambos se enamoren como dos colegiales y deseen estar juntos pese a lo que se les viene encima.
Stewart Swinton: tal y como diría Will "es un lameculos tan refinado que corta la respiración". Pero Swinton no es sólo éso, también es ambicioso, rastrero, envidioso y no le importan las cabezas que haya de pisar con tal de conseguir sus objetivos. Y si lo analizásemos en plan Freud sacaríamos mucha tajada, ya que sus métodos poco ortodoxos de despojar a su mentor de todo cuanto tiene le viene dado por un insufrible complejo de inferioridad que le hace desear todo cuanto no posee, y máxime si ése algo pertenece al que le dió alas.
Raymond Alden: un viejo y excéntrico millonario indiferente con sus subordinados y marcado por una situación familiar no muy agradable. Su sobreprotección y despotismo le vienen de su mayor quebradero de cabeza: su hija Laura.
Roy y Mary: los subordinados de Randall. Leales y entusiastas, tienen a Will en mucha estima y lo apoyan en el momento de su despido, de sus ideas temerarias y de su recuperación. Tal vez por éso no es de extrañar que Will nombre a Roy su sustituto.
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